Male Call-Denise A. Agnew(1).doc

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Agradecimientos

Al Staff Excomulgado: a Nelly Vanessa por la Traducción, a Taratup por la Corrección, a AnaE por la Diagramación y Primera Lectura Final y a Kiti08 y  Dannen por la Segunda Lectura Final de este Libro para el Club de Las Excomulgadas…

A las Chicas del Club de Las Excomulgado, que nos acompañaron en cada capítulo, y  a Nuestras Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan siempre. A Todas….

Gracias!!!


 

Argumento:

Sus sexys cartas son para él su único salvavidas en su peligroso mundo...

La exitosa ingeniera de de software Eve Carmichael se derrite bajo otra carta caliente más escrita por el soldado del ejército de reserva Sean O’Callahan. Sin embargo, Eve no puede sacarse de la mente el peligro que corre su vida en el extranjero, y está empeñada en tener vida sexual — y una vida. Eso significa olvidar a Sean antes que algo malo pueda pasarle.

Para celebrar su cumpleaños número treinta y cinco, Eve planea un viaje a Male Call, un club para conocer hombres. Sin embargo, todavía se preocupa por Sean. No ha recibido una carta suya en varias semanas. Y oh, cómo añora esas coquetas y calientes cartas.

Sean encuentra las cartas de Eve como su único salvavidas en su mundo cada vez más caótico. A medida que sus sentimientos se vuelven calientes y pesados, no puede esperar a volver a casa y  encender ese puro fuego poderoso.

Cuando Eve recibe una carta de Sean diciéndole que fue herido, sus temores se hacen realidad. Pero el destino y una pequeña planificación traviesa de sus amigas le darán la mayor sorpresa de todas.


Capítulo Uno

Día Actual

Los dedos Eve Carmichael se cernieron sobre las teclas del teléfono, lista para apretar los números y dar el paso. Se dejó caer sobre el borde de su cama.

Sí, era hora de tomar una seria decisión.

No hay tiempo como el presente.

Se quedó mirando el teléfono. Así que ¿por qué dudaba?

¿Tal vez porque nunca había estado en un club de hombres antes y en algún sitio de su educación del Medio Oeste le había dado a la idea que la sexualidad femenina equivalía a pecar? Bueno, eso era lo que su amiga inglesa Claudia pensaba. “Una Mujer Americana reprimida de apetitos sexuales", decía Claudia.

Ugh.

Ella no se sentía reprimida.

En realidad no.

Además, ¿cómo podría ser doloroso ver el desfile de un montón de hombres medio desnudos por el escenario? Un rayo no la iba a derribar, por el amor de Dios.

Male Call era un club exclusivo que atendía a mujeres que querían ver a los hombres desnudarse, tipo Chippendales o Down Thunder. Chesney, la amiga de Eve, insistió que necesitaba un viaje de cumpleaños, una noche del viernes para desahogarse. O para apagar la frustración sexual acumulada antes que se la comiera viva. Cualquier persona a punto de llegar a los treinta a menos de un día, el Día de San Valentín, para ser exactos, debería hacer una salvaje, extravagante fiesta para celebrarlo.

Los tres grandes. Oh. Treinta años y lo que tenía para mostrarlo equivalía a una gran cuenta de banco, una casa confortable, un Porsche que corría como trompo, y no... No pensaría en la promesa que Sean O'Callahan le hizo en sus cartas durante los últimos seis meses.

Tenía que dejar de obsesionarse con él ahora mismo.

Miró el teléfono como si fuera a tener respuestas. No importaba que siempre pensara en su compañero Sean como digno de confianza. No importaba que sus cartas dejaran de llegarle hacía tres semanas, y no pudiera llegar a él por correo electrónico o teléfono.

Su ritmo cardíaco se aceleró en el momento que oyó al camión del correo llegar cerca de la acera. Maldita sea. Quería fingir que recibir el correo de Sean casi todas las semanas no la excitaba. Después de todo, hacía meses que recibía cartas de Sean a la manera antigua, en lugar de por correo electrónico. Largas, y expresivas cartas, tan increíbles que casi no podía creer que procedieran de la misma persona que había conocido durante el año pasado. Mientras salía corriendo al buzón del correo, se acordó de su primera carta a ella hacía seis meses. Sean, que salió para Oriente Medio era un hombre serio, casi demasiado recto.

Su caligrafía era del estilo rígido cuadrado, que asociaba con los científicos inflexibles o con los griegos inhibidos. Pero ahora que recibió decenas de sus cartas, sabía que estuvo equivocada sobre él.

Oh, tan terriblemente equivocada.

Había considerado siempre un ingeniero de software informático, de un modo extraño, sutilmente atractivo, que flotaba en algún lugar entre una impresionante hermosura y la crueldad absoluta. Pero nunca se le ocurrió pensar en él como una posible cita.

La estupidez era su mote. Ahora lo entendía tan bien, lo sentía en el centro de su ser, se dio cuenta de lo que su vida sería sin él. Su alma se retorció de dolor en su interior.

Abrió el buzón y recuperó el surtido habitual de correo basura y una factura. Ninguna carta de Sean. La miseria serpenteó a través de ella. Dios, tenía que dejar de hacer eso. De torturarse a sí misma. Era tiempo de evolucionar. Volvió a entrar en su casa, cerró la puerta, luego vagó por el dormitorio. Bueno, podría emplear la técnica que aprendió en su clase de psicología en la universidad. Asignar treinta minutos para preocuparse como el infierno. Preocuparse por esa media hora entera y luego detenerse. Ese es todo el tiempo que podía tomarse. Yacía boca abajo sobre su cama, pero después de pasar cinco minutos, se incorporó.

Sus cartas. Ella las había leído una y otra  vez, y tendría en mente el peligro que Sean podría haber encarado... o algo peor. Fue a su tocador y tomó una bonita caja, de madera oscura de cerezo que estaba colocada al lado de su caja de joyas. Se sentó en la cama y abrió la caja. Recuperando el prieto paquete de cartas, se recostó en su edredón de mezclilla azul y abrió la primera carta que había recibido de él. Escrita en papel normal, papel de carta universitaria con rayas, lo que le recordó que necesitaba más del papel que había usado para escribir sus cartas.

 

Hola Eve,

Maldita sea, extraño a la pequeña y vaga ciudad de Clarksville. ¿Puedes creerlo? No podía esperar para irme y ahora no puedo esperar para regresar al infierno de nuevo. Claro, me gustaba mi trabajo, pero fue bueno para mí hacer algo diferente. Me sentía inquieto y quería nuevos horizontes. Ahora tengo problemas. Grandes. Ser un apasionado de la computación en el campo de la inteligencia no es tan peligroso como algunos trabajos, pero cuando eres enviado en un convoy... bueno, ya sabes cómo es. No hay lugar seguro en este desierto. Cualquiera y todos pueden ser capturados por estar desprevenidos en el lugar equivocado en el momento equivocado. Paso mucho tiempo mirando por encima de mi hombro. Mucho.

El desierto es caliente,  caliente y mucho más caliente. Malditamente caliente. Como si no supieras eso, también. Allí en Clarksville, Wyoming está cubierto de nieve.

Además de ser asado a la parrilla en el día y malditamente congelado en la noche, aquí es el paraíso. Hay un montón de trabajo duro y sin embargo, un montón de brazos cruzados. Cuando lo pienso, suena como lo que tú y yo hacíamos en nuestros puestos de trabajo regulares.

Ahora estoy durmiendo un poco más decentemente y tomando un descanso con esta carta que te prometí. No puedo creer que me convencieras para escribir cartas. Sabes, no me gusta escribirlas. Soy muy malo en ello, pero sé que me matarías si no te escribía. Esta carta de la víspera es de corta duración. Escríbeme pronto.

Sean

Ella le escribió, tan emocionada de decirle lo que pensaba de su carta. Cerró los ojos e imaginó la carta en su mente, recordando una buena dosis de lo que le dijo.

 

Sean,

No te has perdido demasiado. No hay muchos cambios radicales en esta ciudad, como tú sabes. La vida ha sido un infierno. Un buen infierno de trabajo y más trabajo, más y más horas extras. El dinero es bueno, pero creo que tengo que ir a Irak en busca de aventuras.

Es broma.

Lo siento. Muy mala broma.

El segundo nivel del infierno, por supuesto, se reserva para hacer frente al espeluznante Kowalski. Tal vez empezaré a llamarlo mentalmente. El horrible Kowalski con letras mayúsculas HORRIBLE KOWLSKI. O tal vez lo llamaré HK, y no tendrá idea de por qué le estoy nombrando así. No, me conoces mejor. Nunca me burlaría del hombre, por más tentador que fuera. No importa cuáles sean sus debilidades, tratarlo con respeto siempre ha sido mi objetivo. ¿Quieres saber lo que está haciendo ahora? Fue sorprendido entrando en el cuarto de baño de damas ayer. Afirmó que no estaba prestando atención. Bueno, lo puedo creer. Casi me pasó una vez cuando estaba hablando contigo en el pasillo un día. ¿Te acuerdas? Casi te seguí al interior. Y casi muero de vergüenza. No estuve cerca para ver el paso en falso de Kowalski, pero "oír decir" como Becky Strommel diría, que Kowalski ni siquiera se veía inmutado cuando Perry Granery lo atrapó paseandoo ahí dentro. Las cosas que te hacen... Mmmmmm.

Luego, justo el lunes, se topo contra en la cafetería y tenía una gran sonrisa perfectamente mala de idiota en la cara. Te digo que me puso los pelos de punta, dándome un gran susto.

¿Alguna idea sobre cómo desterrar su mal ju-ju?

En otro orden, Janet Cribbins me ha cargado el doble de trabajo desde que te fuiste. No te culpes. No es como si pudieras hacer algo al respecto. La Ingeniería de software te extraña a lo grande.

Mantente a salvo y abrazos,

Eve

Ella tomó con entusiasmo su siguiente carta.

Querida Eve,

¿Sabes qué? No puedo creer que te estoy escribiendo una carta el mismo día que recibí una tuya. ¿Qué pasaría si quisiera decirte algo que no quisiera que nadie más supiera?

El estómago de Eve hizo un extraño movimiento, tal como la primera vez que la había leído.

Suena como que la ingeniería de software es la misma mierda. Pero tengo seis meses para pensar sobre cuán tranquilo y normal sería estar ahí contigo en el trabajo. Lo que me escribiste sobre los errores de Kowalski me inquieta. Siempre supe que había B.O. y llevaban lazos ridículos, pero pensé que no era más un ignorante de la moda (infiernos, igual que yo) y necesitaba una mujer para coordinar los colores de sus calcetines y decirle que tome una ducha.

Ten cuidado con él, ¿de acuerdo? Supongo que pudo entrar accidentalmente en el cuarto de baño, pero no lo sé. Suena sospechoso. Si va a ti, dile que soy tu novio y cuando vuelva del desierto le cortaré el pene y me alimentaré con él. Bueno, incluso si no se lo dices, considera notificarlo a Recursos Humanos. Si no quieres salir con él, es acoso sexual. Déjame saber cómo te va, ¿de acuerdo?

Hoy día nos acercamos a Bagdad. No puedo decirte lo emocionado que me siento. Sí. Correcto. Las tropas están inquietas, como dice el cliché. Muchos quieren ver más acción. ¿Puedes creer esa mierda?

Quiero ser informado sobre las cosas mundanas que suceden en el trabajo, ¿De acuerdo? Creo que podrían mantenerme cuerdo.

Hasta pronto,

Sean

Ella sonrió. Siguió su consejo y mantuvo una estrecha vigilancia sobre Kowalksi. Cuando le pidió salir con él tres veces en una semana, ella le tiró la rutina de "Sean es mi gran, malvado novio". Simplemente dijo las palabras: "Sean es mi novio y me dijo que te dijera que mantuvieras tus manos fuera de mí o te cortaría la polla y se alimentará con..." bueno, fue demasiado, pero funcionó.

Cambió a la siguiente carta que le envió.

Eve,

¿Estás tratando de volverme loco? Te dije que me escribieras acerca de la vida mundana. Describir lo que llevabas en la fiesta de Navidad casi me mata. ¿Una falda corta negra, con un corte bajo hasta el muslo? Mierda, hasta puedo verlo.

Ella se sonrojó al leer la carta, asombrada que hubiera tenido la osadía de describir el vestido, sorprendida que hubiera puesto eso primero. Continuó la lectura.

Nunca uses ropa como esa en el trabajo… por supuesto que no lo haces. No sería profesional. Pero Dios, apuesto a que te veías fantástica en ella. Úsala para mí cuando vuelva del desierto, ¿de acuerdo? La idea de verte con ese vestido, con tu pelo suelto yah infiernos— mejor no por ahí.

A temas más seguros. El desierto es un horno ahora mismo. A excepción de la noche. Sí, eso es una mierda, también. La arena se mete en todo, y me refiero a absolutamente todas las malditas grietas y hendiduras que hay.

Mira, lo siento si paso demasiado tiempo quejándome sobre el tiempo, si no ¿De qué más puedo hablar pestes?

Hizo una pausa. Oh, sí. Podría quejarme de las cosas relacionadas con el peligro, y te preocuparía un infierno. Ella sabía que él pensaba esto y trató de no preocuparla. No lo hizo muy bien. Se dio cuenta exactamente de lo peligroso que era.

Me tengo que ir. El sargento me está vigilando, y es un hijo de puta bastante duro por donde lo veas. Podría engañarlo, pero hace que una persona pague de una manera u otra. Te escribiré de nuevo, pronto. ¿Puedes creer que hay chicos aquí, y mujeres también, que no reciben un maldito trozo de correo? Soy un bastardo con suerte. Con las cartas de mamá y papá y las tuyas, la estoy pasando bien. Hasta pronto.

Sean

Recordó la carta que le había escrito inmediatamente después.

Querido Sean,

No sé lo que tenía en mente al decirte de mi vestido, tampoco sé por qué me puse el vestido. No. No, eso no es exactamente cierto. Me di cuenta hace un tiempo, que pronto cumpliría treinta, y que bien podría ser monja. He pasado demasiado tiempo en el trabajo y sin jugar el tiempo suficiente. Así que de ahora en adelante me propongo vivir un poco, y el vestido negro es parte de esa fantasía. Varios hombres me miraron muy de cerca esa noche, así que supongo encontraron el vestido bonito. Ni uno solo me sacó a bailar. Podría haber hablado con ellos, pero algo me contuvo. Dios, soy patética.

El trabajo ha estado un poco loco. Kowalski ha estado actuando extraño de nuevo. Me siento incómoda a su alrededor, pero no sé por qué. No es como si me molestara más. Te alegrará saber que tu idea funcionó… me dejó sola cuando le dije que su pene estaba en peligro de ser ejecutado. Siento mucho lo de la arena… me refiero a que la arena todo lo invade. Mantente a salvo, ¿de acuerdo? Escribe pronto.

Abrazos,

Eve

Sacó su siguiente carta, y mientras l...

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